Cuando una persona siente esa energía que le impulsa y le da fuerza para llegar a la meta que se ha propuesto, no se pone a pensar qué ocurre en su cerebro, pero sí que lo han hecho los psicólogos a lo largo de los años. De ahí ha surgido el término motivación, que se define como la agrupación de procesos neurológicos que se encienden ante un estímulo y, gracias a una serie de hormonas y neurotransmisores, el cuerpo también se activa.
Esto permite que cada quien se oriente hacia un determinado objetivo, ya sea crear una serie de rutinas, intentar crear nuevas cosas y mantener el esfuerzo en tareas que se consideran satisfactorias o productivas.