Las primeras civilizaciones calculaban la noción del tiempo según los cambios que ocurrían, por ejemplo, observaban que al día le seguía la noche y que cuando se derretía la nieve comenzaban a aparecer las flores; teniendo en cuenta que los más probable es que fueran los egipcios quienes inventaran el reloj en el año 3.000 a.C. A este objeto se le conoce por tener la capacidad de medir el tiempo o para indicar la hora del día, además de cuantificar las fases lunares, entre otras cosas.
Gracias al avance tecnológico se ha conseguido obtener una mejora del reloj, tanto estéticamente como en la precisión del mismo, además de poder llevarlo a todos los lugares en la mano o en el teléfono móvil, o encontrarlo en oficinas o transportes públicos.