El virus, en el área de biología, se conoce como un agente parasitario sin células y con un tamaño muy pequeño que hace que se necesite microscopio, pero capaz de reproducir al “apoderarse” de una célula hospedera, aprovechándose de los mecanismos de replicación genética que tiene la misma y emplear su maquinaria para crear más virus. Existen alrededor de 5 mil especies desde su descubrimiento, concretamente en 1899, y están formadas por una proteína de cubierta protectora llamada cápside que contiene en su interior ácido nucleico (ADN o ARN), la cual transporta la información hereditaria.
El virus se caracteriza por tener la capacidad suficiente como para vivir un tiempo reducido fuera de las células vivas, pero lo más habitual es que se instale en una célula huésped de animales, plantas, hongos o incluso bacterias, lugares en los que prolifera de forma rápida para causar algunas enfermedades como la viruela o el SIDA, por ejemplo.