El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un trastorno neurobiológico del desarrollo que se manifiesta durante los 3 primeros años de vida y que cada vez se va notando más a medida que el bebé va creciendo. Se caracteriza por afectar a varios ámbitos como el lenguaje, el habla, las emociones y la comunicación social, además de estar muy concentrado en su mundo interior y perder progresivamente el contacto con la realidad exterior.
El autismo es un diagnóstico precoz y el entorno familiar de la persona con la enfermedad en cuestión, es necesario que esté comprometido con el problema y que busque la ayuda de profesionales que logren mejorar el bienestar.
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Autismo o Síndrome de Kanner
El nombre del Síndroma de Kanner proviene del Dr. Kranner, un médico que se dedicó a analizar esta enfermedad en los años 30. Se trata de una forma concreta de psicosis infantil, cuyo síntoma principal es la limitada conexión emocional con los demás y su deficiente interacción.
Es más habitual que muestre una actitud repetitiva, por ejemplo, organiza varias veces los mismos objetos. También se estresa en el momento que hay ruidos o luces brillantes o quiere vestirse con unos colores en específico porque sí.
Síndrome de Asperger
El Síndrome de Asperger es un trastorno más difícil de detectar y eso hace que a veces ocurra a edades más tardías. La persona con este síndrome tiene una inteligencia media o alta y, en ocasiones, puede provocar que se subestime tanto las dificultades y limitaciones que presenta.
Normalmente, el problema se encuentra en el área de las habilidades sociales y en el comportamiento, lo que provoca que sea mucho más difícil la integración social y laboral. También cabe destacar que no tiene tanta coordinación de psicomotricidad, es decir, control y coordinación de movimientos.
Síndrome de Heller
El Síndrome de Heller o trastorno desintegrador infantil es el que aparece a los 2 años, aunque en algunos casos se diagnostica cuando han pasado los 10.
Este se diferencia de los otros en su carácter regresivo y repentino, lo que origina que la persona en cuestión se lleve a preguntar qué les está sucediendo. Es cierto que el grado de discapacidad intelectual parece ser más “uniforme” respecto a los anteriores.
Tiene problemas en aspectos como la interacción social, el juego, el desarrollo anormal y el lenguaje, momento en el que el niño no es capaz de comunicarse en frases que tenga más de 3 palabras.
Trastorno generalizado del desarrollo no especificado
En el trastorno generalizado del desarrollo no especificado es muy importante tener en cuenta las características únicas de cada persona y no pensar en que la etiqueta describa del todo a la persona.
Es posible que se le detecte a un niño un trastorno general del desarrollo no especificado de otra manera (PDD-NOS), concretamente cuando sus destrezas sociales son deficientes y posee actitudes repetitivas. Lo que lo diferencia de los otros es que es posible que sus síntomas no aparezcan hasta que la persona sea mayor.