El término moderno de empleado apareció a raíz de la Revolución Industrial que se inició en la segunda mitad del siglo XVIII en el Reino de Gran Bretaña y que se consolidó en la Segunda Revolución Industrial, momento de nuevas innovaciones técnicas. Y, ¿cómo se define el concepto de empleado? Es un individuo que se encuentra vinculado a una organización para realizar diversas tareas a cambio de una remuneración.
Hay que tener en cuenta que no todos los empleados son iguales y por eso hay una clasificación, la cual se basa en las características de personalidad, la actitud en el trabajo, el desempeño de las habilidades y el rol dentro del equipo.
Si quieres conocer algunos tipos de empleados, no dudes en seguir leyendo este artículo.
El ambicioso
El deseo intenso y vehemente de conseguir una cosa es bueno para fomentar el desarrollo dentro de la empresa, pero el exceso del mismo puede perjudicar al rendimiento de las tareas en un determinado puesto.
El engreído
El trabajador engreído es el que se cree que lo sabe todo y que es el mejor de toda la oficina, teniendo en cuenta que no tiene que ver con la confianza en sí mismo. Este tipo de empleado carismático al principio suele caer bien pero, a medida que pasa el tiempo y trata a los demás con inferioridad, el pensamiento de los demás cambia y lo ven como poco colaborador y que no favorece al trabajo en equipo.
El social
El empleado social es el que cae bien a todos los compañeros de la empresa al tener la astucia suficiente para manejarse o resolver situaciones difíciles, por lo que es un buen interlocutor. Para esto es necesario que sepa empatizar con los problemas que surgen en la organización y también con los propios empleados, es decir, ponerse en el lugar del otro.
El multitarea
El empleado considerado multitarea es el que tiene multitud de tareas por realizar por las exigencias naturales de su trabajo, y para ello tiene más de un ordenador y dentro de los mismos diversas ventanas.
El perfeccionista
El perfeccionista es amante de los detalles y los calendarios, además de trabajar sumamente duro para lograr los objetivos que le ordenan sus jefes. Este tipo de comportamiento repercute en la efectividad y la eficiencia de su trabajo, incluso si hace falta se lo lleva a su casa para terminarlo.
El despistado
El trabajador despistado no es metódico ni organizado, por lo que puede llegar a ser olvidadizo y crear algún que otro problema dentro de la empresa.
Esto puede provocar que otros compañeros suyos deban solucionarlo por su incompetencia y eso puede causar alguna que otra disputa. Normalmente, esto surge a raíz de falta de organización o de motivación, incluso puede tener el síndrome del aburrimiento en el trabajo o síndrome de Boreout. Este último se basa en ser capaz de fingir que está haciendo sus tareas en las 8 horas de trabajo cuando realmente no tiene nada que hacer.