El origen del vino se remonta a la etapa del neolítico, aunque eso no quita que antes otras civilizaciones lo hubiesen probado, y se logró rastrearlo gracias a la aparición de unos fragmentos de vasijas a cincuenta kilómetros de Tiflis, la capital de la actual Georgia. A partir de ese momento, esta bebida mundialmente conocida, se ha ido expandiendo gracias a la globalización y se ha considerado una costumbre en otra culturas como la egipcia y la griega.
Y, ¿cómo se consigue el vino? Surge a raíz de la fruta, que se coloca en la prensa y luego en la estrujadora para extraer el mosto, terminando después con el proceso de fermentación al añadir levadura para que el azúcar del mosto se convierta en alcohol.