El término de zombie se registró por primera vez en Haití, lugar en el que se usaba en el pensamiento popular, mágico y religioso y en el culto vudú, momento en el que un hechicero es capaz de resucitar a un fallecido y convertirlo en su esclavo. Por lo tanto, un zombie se conoce a aquel cadáver que, a través del arte de brujería, ha sido reanimado, aunque carece de alma y de voluntad propia.
Es un difunto que ha vuelto a la vida y que no tiene inteligencia ni autodeterminación, simplemente se dedica a cumplir las órdenes o a actuar por un impulso, destacando su tono pálido con capas de piel que se van cayendo poco a poco.